lunes, 20 de julio de 2009

Sin titulo.

Hay tantas cosas que decir y tan pocas maneras de expresarlas.

Hay tantas divagaciones como objeciones.

Hay tantos amores como desamores.

Hay tantos tipos de soledades que un ente puede agrupar varias.

Hay tantos largos desconsuelos.

Hay tantos descontentos e inconformidades.

Hay tantas discriminaciones e ignorancia.

Hay pocos pero valiosos momentos felices.

Hay pocos que descubren que no están solos.

Hay pocos optimistas.

Hay pocos que lo tienen todo.

Hay pocas esperanzas.

Hay pocos que valoran lo que tienen hasta que lo pierden.

Hay pocas posibilidades de entenderlo todo…

Es poco probable ser Dios.

La jardinera estaba plantando sus flores como solía hacerlo cada jueves, no era nada extraño, sin embargo, cada momento terminaba siendo diferente. Pasaban cientos de pensamientos distintos en su cabeza como decenas de flash-backs por minutos. Para ella cada pensamiento era valioso y contaba con una autenticidad que solo vivía en aquellas milésimas de segundo, solo cuando se presenciaban ante su cabeza.

Una de las plantas creció inesperadamente en menos de ocho días. Al siguiente jueves, la jardinera logró recordar exactamente lo que había pensado en la anterior sesión de cuidado de plantas. Sin embargo, desde ese entonces le fue difícil quitar de su mente aquellos pensamientos que invadían sus espacios. Cansada de la situación, decidió quitarse la vida al ver que poco a poco incrementaba su angustia ante semejante situación.

A pesar de la decisión tomada, la jardinera no quería darse por vencida. No quería morir e irse sin dar conclusión a aquellos otros pensamientos que aunque no recordaba, alguna vez anoto en algún lugar. No los encontró.

Después de un año de aplazar su suicidio decidió llevar a cabo su plan. Era jueves, en el fondo entre los mismos pensamientos que la asaltaban una y otra vez se fue a su jardín. Había un hombre, media alrededor de 1,75, tenia un sombrero negro que tapaba su miraba, usaba un largo gabán blanco. Estaba de pie frente a las plantas de la jardinera.

Ella se acerco a donde aquel hombre, y comenzó a expresar todo lo que pensaba con esperanza de no tener que acudir al suicidio. El hombre la escucho, pero jamás salió palabra o suspiro de la boca. Luego de que ella acabara, dio medio vuelta y se largo.

Lagrimas salieron de los ojos color miel de la jardinera, quien esperaba que pasara algo distinto y que aquellos pensamientos desaparecieran. Pero no sucedió.

Aquella planta de precipitado crecimiento seguía en el jardín, tomando la luz del sol y el agua de la lluvia.

El sol y la luna nos hacen compañía una vez en la vida

Sin importar quien recibe sus rayos.

Como la estrella fugaz que pasa en los cielos,

Nuestra existencia es intermitente.

Los granos de arena se esparcen en el viento,

Como nuestros sentimientos.

La ambición de cada día,

Se aviva o se apaga cada noche.

La luz lo llevan dentro algunos faros,

Otras se apagan con una ráfaga de viento.

La ignorancia empaña nuestras intenciones.

Aun cuando las palabras lleguen a su destino, carecen de sentido para quien las oye.

Aun cuando tengamos respuestas, también habrá preguntas sin resolver.

Aun cuando una distancia separe, la esperanza nos da fuerza para esperar.

Aun cuando la esperanza lastime, se prefiere tenerlo.

Aun cuando se tiene alguien, se desea más.

Aun cuando se niegue querer a alguien, en el fondo quiere ser querido.

Aun cuando nuestra terquedad ciegue, escogemos el ego

Aun cuando damos un grito de miedo, son enmudecidos con el miedo de otros.

Aun cuando nos expresamos, nadie alcanza a comprender del todo los pensamientos.

Aun cuando se ambiciona algo, se ve remoto y lejano.

Aun cuando el destino nos amarra a lo que no queremos, seguimos luchando.

Aun cuando creemos saberlo todo y la realidad muestra la ignorancia,

Queremos ser dios.

Tenía el cuchillo en mano para cortarse las venas, sin embargo fue capaz y arrojó el cuchillo hacia atrás, cortando accidentalmente, la planta que había crecido más rápido que las otras. Ella abrió sus ojos, todo estaba brillante y no entendía porqué… Al fin estaba libre de aquellos pensamientos. Desde ese entonces prefirió no volver a pensar y solo sentir, pero, descubrió que solo conocía la tristeza y la paz, escuchaba el ensordecedor sonido que conocemos como silencio, tan solo conocía la eterna soledad.

Al parecer somos iguales aunque tengamos distintos genes.

Al parecer tenemos similares miedos que nos unen.

Al parecer ansiamos cosas similares.

Al parecer todos tienen caminos distintos pero nos unen en uno llamado vida.

Al parecer queremos dejar de ser una nada.

Al parecer nunca aceptamos todo lo que viene

Al parecer nos negamos a creer.

Al parecer vivimos solamente en dramas, melodramas y tragicomedias.

Jactándose de una libertad inexistente

Anhelando lo que no conocemos

Otorgándonos derechos no merecidos

Enseñando lo que nunca sabemos ni entendemos.

Robando tiempo que al final es una nada.

Generando ansiedades y dudas

Escogiendo supuestamente nuestro camino a la perfección

¿Solo hacemos daño a los que queremos cerca?

¿Es tan peligroso expresarse y ser rechazado?

¿Tanto miedo que traicionen nuestra confianza?

¿Es tan abrumador perder aquel a quien queremos cerca?

¿La incapacidad de hacer cosas nos deprime?

¿La monotonía aleja la magia de la vida?

Perder la capacidad de asombrarse

Hace que acudamos a acciones en busca de esa sensación

De mover aquellos sentimientos que hacen que la adrenalina suba e hierva

Queremos sentirnos vivos

Quiero, comprender mí alrededor

Quiero vivir lo que viven los otros

Quiero vivir el amor y desamor

Quiero tener esperanzas y que estas no sean traicionadas

Quiero saber que se siente compartir una soledad…

Como aquel Hombre de sombrero negro con gabán blanco, se esfuma como un bandido y aun así lograr persistir en las memorias como el aire que respiramos día a día.

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